Para acabar el año endulzado, mañana 6 de Enero (Día de Reyes) se suele comer el tradicional Roscón de Reyes, un bollo elaborado con una masa dulce con forma circular u ovalada adornado con rodajas de fruta cristalizada y rellenado de nata montada o crema aunque también de trufa o chocolate. Y en su interior se introducen «sorpresas» que descubrimos al comerlo.
Se trata de un postre calórico rico en azúcares simples, proteínas y relativamente bajo en grasas elaborado con huevos, harina, mantequilla y azúcar. Se presenta en forma de anillo, opcionalmente relleno de nata, de chocolate o de crema pastelera, y está salpicado de trozos de frutas confitadas de llamativos colores, que simbolizan las piedras preciosas que adornaban las capas de los Reyes Magos.
El Roscón de Reyes puede ser una elección de postre tradicional que nos endulzará el paladar en estos últimos días de fiestas antes de comenzar el trabajo. Pero recordar que como todos los dulces, debemos moderar su consumo.
¡Esperamos que todos os pongáis la corona de Rey, os toque la sorpresa y no el haba que os hará pagar el importe del roscón!